jueves, 16 de abril de 2015

Lengua

El idioma de los rarámuris pertenece a la familia lingüística yuto-nahua. Según el Índice de Reemplazo Etnolingüístico su lengua sigue conservándose, pues se transmite de padres a hijos o los niños siguen hablando su lengua. Los datos censales muestran que 85 316 personas hablan la lengua tarahumara en el estado, de los cuales el 14,6% no habla español y la cifra se eleva a 19% entre las mujeres.

Dialectos


La clasificación de Etnología contabiliza 5 variedades de Tarahumara:

Nombre
ISO-code
Localización
Hablantes
Tarahumara central
suroeste de Chihuahua.
55 000 (10 000 monolingües).
Tarahumara de las tierras bajas
Chihuahua.
15 000
Tarahumara septentrional
Chihuahua, pueblos de Santa Rosa Ariseachi, Agua Caliente Ariseachi, Bilaguchi, Tomochi, La Nopalera.
300
Tarahumara del sureste
Chinatú, Chihuahua.
No estímate
Tarahumara del suroeste
Chihuahua, pueblo de Tubare
100 (1983 SIL).

Fonología


El tarahumara tiene cinco timbres vocálicos y distingue cantidad vocálica: /i, e, a, o, u/, además distingue entre vocales largas y breves y el acento es fonético. El inventarío de consonantes del tarahumara incluye:

p
t
k
ʔ
ʦ
s
h
w
lɾ
j
m
n

Además hay que señalar que:

  • El fonema africado /ʦ/ suele transcribirse también /c/.
  • El fonema /j/ se transcribe casi siempre como /y/.
  • El fonema glotal /ʔ/ o saltillo se transcribe a veces como / ' /.

 

Vestimenta

Es muy importante mencionar que los rarámuris pasan por periodos muy duros de frio y durante el invierno, las familias tarahumaras se mueven hacia lugares donde el clima tiene un curso menos helado. es por eso que se ven obligados a sustituir sus vestimentas a lo largo del año.

 

  • Las mujeres tarahumaras usan una o varias faldas, de acuerdo al clima y se distinguen por qué sueles ser muy largas. Visten una camisa corta, blanca o floreada. Ambas prendas son confeccionadas con telas estampadas en vivos colores con telas blancas. Las madres principalmente usan cobijas para cargar y transportar a sus bebes.

 

  • En cuanto a los hombres se visten con un taparrabo que llaman “tagora”. Acostumbran a emplear fajas o ceñidores para sujetar el taparrabo y actualmente la mayoría de los hombres usan camisas cuadradas.

 

  • Calzan sandalias de cuero y tanto mujeres como hombres.

 

Durante los meses de invierno, las bajas temperaturas de las montañas de la Sierra Tarahumara, obliga a los rarámuris a proteger de manera más pronunciada, por lo que su vestimenta habitual se complementa con una gruesa cobija.

 

 UBICACIÓN

Habitan en la parte de la Sierra Madre Occidental, que atraviesa el estado de Chihuahua y el Suroeste de Durango y Sonora y comparten territorio con los Tepehuanes, Guarijíos y Mestizos. Sureste del estado de Chihuahua en la sierra Tarahumara en una extensión de 50,000 km cuadrados. Ubicación exacta en la zona montañosa del suroeste de Chihuahua y el norte de Durango. Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el estado de Chihuahua. De todos los grupos originarios de la región, es el más numerosa y habitan en espacios más amplios que los demás, por lo que a su territorio también se le denomina Sierra Tarahumara. La Sierra Tarahumara está formada por elevadas montañas y profundas barrancas. El grupo vive de manera dispersa en rancherías y pueblos. La localidad Tarahumara es la más importante es Sisohuichi, donde se encuentran las escuelas más importantes de toda la Sierra.



Barrancas del cobre Chihuahua

Los tarahumaras ocupan una cuarta parte del territorio en el suroeste del estado de Chihuahua (65 mil km²) en una de las partes más altas de la Sierra Madre Occidental, conocida también como Sierra Tarahumara, la cual alcanza entre los 1,500 y 2,400 m sobre el nivel del mar.

Dentro de los cuatro grupos de indígenas que están asentados en la sierra, los tarahumaras suman alrededor de 50,000. El 90% de la población rarámuri se concentra principalmente en los municipios de Bocoyna, Urique, Guachochi,Guadalupe y Calvo, Bato pilas, Carichí, Balleza y Nonoava.

 
SIGNIFICADO


Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri. Los españoles por corrupciones del lenguaje los denominaron tarahumaras, que no es mas que una castellanización de la palabra tarámuri, inversión tarumari, de ahí proviene según el padre Luis Verplancken. Y según el historiador Luis González rarámuri etimológicamente significa "planta corredora" y que en un sentido más amplio quiere decir "Los de los pies ligeros", haciendo alusión a la más antigua tradición de ellos: la de correr.

Los tarahumaras o rarámuris son un pueblo nativo de México, asentado en territorio del estado de Chihuahua; su endónimo es rarámuri.

Tarahumara también es como se conoce en castellano a la lengua de este pueblo. La denominación "tarahumara" es la castellanización de la citada palabra rarámuri, que debe pronunciarse con una r suave al principio, inexistente ya que en este último caso se deformaría la pronunciación original, sin r fuerte. Según el historiador Luis Alberto González Rodríguez, rarámuri etimológicamente significa "pie corredor" y en un sentido más amplio quiere decir 'los de los pies ligeros', haciendo alusión a la más antigua tradición de ellos: correr.
 
Comida
Tarahumara
Los tarahumaras, de quienes ya te hemos contado aquí, habitan en Chihuahua en la famosa sierra que lleva su nombre; este particular grupo étnico que se llama a sí mismo rarámuris (hombres de los pies alados), guardan celosamente sus costumbres y tradiciones ancestrales.
Con maíz preparan el pinole, las tortillas, los tamales, el atole, las gorditas, el esquite y sirve de base para la preparación del tesgüino, su bebida tradicionalcon la que celebran ‘las tesguinadas’ una de las pocas oportunidades que tienen de socializar ya que se trata de una comunidad que vive muy dispersa en la sierra.
Junto con la dieta vegetal que complementan con otros cultivos y plantas silvestres, los rarámuris consumen algunos animales, lagartijas, ratones, peces de arroyo, conejos y carne de res con la que cocinan su famoso platillo llamadotónari que se prepara únicamente para fiestas religiosas como la Semana Santa, la patronal, la celebración de la Virgen de Guadalupe, el culto al peyote y otras.
Este pueblo le da un sentido religioso a los momentos de compartir los alimentos, por lo que siempre derraman un poco de tesgüino o de pinole en cada uno de los puntos cardinales para compartirle a Dios el alimento que les da para poder subsistir.
Nuevamente encontramos aquí, este sincretismo que tan rica hace la cultura de México.
l grupo étnico de los rarámuris es uno de los que, a nivel nacional, se conserva más preservado en sus tradiciones y a ello ha contribuido el alejamiento de la región chihuahuense donde viven. Entre sus alimentos silvestres aparecen hongos, raíces, quelites, bellotas, zacates, flores, semillas, gusanos y otros animales como venados y ratas de campo.
La siguiente receta proviene de una traducción de su idioma y está redactada al propio estilo de ellos. Se refiere al quiote o tallo florescente que nace arriba de los magueyes o agaves 
como tronco vertical que alcanza varios metros de altura- y a las flores que salen del quiote, más o menos horizontales.
 
Mitos y Leyendas tarahumaras.
 
Cuentan los abuelos que sus abuelos sabían una historia muy vieja, tan vieja que fue contada por los primeros hombres que existieron, y que éstos la supieron porque el que es Padre así lo dijo: porque esto fue lo primero que supieron de él.
  En el principio nadie sabía cómo era la forma de la Tierra ni por qué el cielo estaba allá arriba sin caerse. Los primeros que vivieron no sabían cómo explicarse esto. Por más que esforzaban la mirada no alcanzaban a mirar dónde terminaba el mundo, no sabían qué detenía al cielo. Tomaron la decisión de mandar a los más fuertes y valerosos a recorrer la Tierra para saberlo.
 Cuando los más fuertes llegaron a la orilla de la Tierra encontraron a los moradores de los confines, pero éstos no sabían que podía haber más allí ni tampoco sabían que existiera el que es Padre. Nada les importaba, sólo estaban allí.
  Los enviados decidieron ir más allá , fueron y escucharon la palabra del que es Padre. Él les dijo que no debían ir más lejos. Le preguntaron qué había ahí y por qué no podían ir. La palabra del que es Padre les contestó que no hallarían nada, que sólo encontrarían las columnas de fierro que sostienen al cielo. Les dijo que la Tierra es circular como una tortilla o como un tambor, y que el cielo es como una tienda de campaña azul sostenida por columnas de fierro. Les explicó que si llegaban hasta donde están las columnas tendrían que subir por ellas para alcanzar el sitio donde está él, pero que nunca podrían regresar con los suyos.
 Esto dijo el que es Padre, esto dijeron al regresar los primeros tarahumaras y así lo contaron a sus hijos y éstos a los suyos
 El salto encantado
Cascada de Basaseachi, "tierra de coyotes" en rarámuri.
“Ocurrió en tiempos inmemorables, cuando el mundo estaba tiernito, antes de que llegaran los españoles a esta tierra. Candameña era el amo y señor de la Alta Tarahuma. Tenía una hija llamada Basaseachi, de extraordinaria belleza.
Muchos aspiraban a ella y el celoso padre les impuso una serie de difíciles pruebas. Cuatro de ellos las superaron:
 Tónachi, señor de las cimas; Pamachi, el de más allá de las barrancas; Areponápuchi, el de los verdes valles; Y Carichí, el de las filigranas de la cara al viento.
 Pero en la última prueba que Candameña les impuso todos murieron. Basaseachi, desesperada, se arrojó al abismo. Su caída se transformó en cascada por la poderosa magia del brujo del lugar. Desde entonces su cuerpo no ha dejado de fluir por las profundidades de la barranca. Nunca se supo de Candameña, la tristeza lo invadió y desapareció, aunque muchos creen que su espíritu vaga por la barranca buscando el cuerpo de su amada
 
Gobierno
Los tarahumaras tienen un espíritu democrático, y en ninguno de los actos de su vida se pone de manifiesto tan elocuentemente como en la elección de su gobierno tribal. Consta éste de un gobernador o “Siríame”, quien es el jefe del grupo; un mayor, especie de juez civil; y varios policías, que son los mandaderos, los que hacen cumplir las disposiciones del gobernador. Son raros los casos en que ellos no resuelven sus problemas en sus concilios dominicales, por lo que las autoridades estatales y federales sólo vienen a ser figuras míticas en la mayoría de las ocasiones.
El Gobernador o Siríame, frecuentemente el más viejo y experimentado de la comarca, cuya actividad más importante es ofrecer a la comunidad, generalmente congregada los domingos, nawésari o sermón en el que se ventilan los problemas de la colectividad. El Gobernador es auxiliado a veces por un segundo gobernador, un capitán, un teniente, un fiscal y varios soldados.
Sin embargo, la comunidad en asamblea es la autoridad suprema; ella elige y dispone a sus autoridades, desde el Siríame que preside las reuniones, dirige el sermón, conduce las ceremonias religiosas, concierta partidos deportivos, juzga los delitos cometidos.
Todos los miembros de la comunidad asisten a las tesgüinadas, desde el alcalde, el teniente, el capitán, el mayor y el fiscal hasta las más humildes gusíwame.
El gobernador, quien es electo de por vida generalmente ejerce su cargo durante 5 o 10 años; la votación se hace por aprobación unánime, en voz alta. Nombrados los distintos candidatos por el gobernador saliente, el que obtiene mayor vocerío es declarado su sucesor, y en él queda depositada la autoridadcivil y religiosa. Esta autoridad la personifica el disora o bastón, acompañante inseparable que, ya lo clave en el suelo o lo recargue en una cruz, es obedecido sin protestas por todos. Sin embargo, hasta hoy ningún Siríame ha logrado tener control de todo el conglomerado tarahumara. Cada "pueblo" tiene su gobernador y las demás autoridades indígenas, pero su influencia política rara vez trasciende los límites de su comunidad.
Los guías espirituales los doctores son los owirúames. Aunque existen también los Sokoruames que se encargan de hacer el mal. Al hombre blanco o mestizo le denominan chabochi, al cual rehuyen argumentando que engaña, roba, acumula, despoja, invade sus tierras, es ventajoso, destruye el bosque, no comparte ni es justo, todos ellos grandes valores que los rarámuris llevan hasta sus últimas consecuencias.
Fiestas tradicionales
Tarahumara.jpg
Cuando las misiones llegaron a la sierra enseñaron a los tarahumaras pasajes evangélicos de la Semana Mayor. Hasta nuestros días perduran estas fiestas, marcadas por un camino de ramas de pino donde los fariseos (bandera blanca) y los soldados (bandera roja) danzan entre imágenes de santos, cascabeles, violines y flautas. Al final vencen los representantes del bien, los soldados, a los partidarios de Judas: blancos y mestizos.
Las danzas tarahumaras también son parte importante en su cultura sin dejar de tener un carácter festivo. Bailan para acercar la esperanza, agradecer bendiciones, alejar maleficios, evitar enfermedades, sufrimiento y tragedia. Por ejemplo, el baile Tutugúri se realiza de noche en época de cosecha y al amanecer los danzantes comen de las ofrendas.
Los tarahumaras festejan y conservan identidad, realizan rituales que unifican el pasado y el presente, por ejemplo: durante el ciclo agrícola, en las fechas del calendario católico, en el nacimiento de un hijo; siempre en presencia del cantor. La tradición manda a que cada hombre organice tres fiestas durante su vida y la mujer cuatro, pues debe pagar más por “sus pecados”.
Los tarahumaras, a diferencia del pensamiento occidental, creen pertenecer a la naturaleza. La ceremonia del peyote o híkuli, las danzas de matachines, las carreras de bolas o rarajípari, son prueba de ello.
 
Música tradicional
Raramuri

Los rarámuri o tarahumaras habitan en el estado de Chihuahua, situados en la Sierra Madre Occidental, que tiene grandes barrancas lo que ha llevado a dividirlos entre los rarámuri de la Alta y de la Baja Sierra. La región que habitan es de clima extremoso, con barrancas muy calurosas y cimas muy elevadas y frías. Este territorio es habitado además por warihó (guarijíos), ódami (tepehuanes), o’ob (pimas) y no indígenas. También hay grupos rarámuri migrantes en las principales ciudades de Chihuahua, Coahuila y Durango.
Entre los tarahumaras, la música frecuentemente se asocia con la danza y el canto, aspectos donde se centra su creatividad, por tratarse de elementos y comportamientos simbólicos y estéticos que forman parte de la memoria histórica, que reproduce los significados que sus antepasados establecían en relación con su vida social.
La danza y la música entre los tarahumaras son dos componentes esenciales de la fiesta, considerada como su única forma de expresión religiosa, donde se refleja su cosmovisión. Para los tarahumaras el cumplimiento de los deberes religiosos, entre los que se encuentra danzar, es considerado una de las normas fundamentales de su moral, al mismo tiempo que se vincula estrechamente con la conservación de sus tradiciones e identidad. Es decir, los tarahumaras han concentrado prácticamente toda su creatividad en las fiestas, en relación con un conjunto de valores fundamentales vinculados a su pertenencia a un grupo social.
En la música y la danza se expresan, además de valores, los ciclos naturales y las oposiciones o contradicciones de su universo: “En el ciclo de primavera las fiestas son alegres, como lo expresa la danza, el atuendo colorido y el sonido de los violines y guitarras en el baile de los matachines, típico de las fiestas de Pascua, de Navidad y de Reyes, así como en el baile del pascol.
En el ciclo de invierno, por el contrario, las danzas son austeras; se baila casi desnudo al compás de la tambora y la flauta, dramatizando la lucha entre los pintos y los fariseos contra los soldados y remontando el arquetípico combate entre "el bien y el mal”. La fiesta es también una forma de “ayudar a Dios”, participando en la lucha entre el bien y el mal, es decir entre Dios y el Diablo.
Para los tarahumaras las fiestas revisten tal importancia que su calendario y sus actividades se organizan en función de ellas. Son las actividades que más ocupan en tiempo y dinero. Como se dijo, toda fiesta tiene un carácter religioso y constituye el único acontecimiento social en la vida de los tarahumaras.
La ceremonia de las raspas del jícuri (peyote) se realizan en el periodo que transcurre entre la cosecha y la próxima siembra, siendo el familiar el ámbito de ejecución. El “bailar matachín” se realiza en el templo de acuerdo con un calendario fijo, 3 de noviembre, y en el periodo que va del 12 de diciembre al 6 de enero. El “bailar fariseo” se realiza en el templo con relación en un calendario de la Cuaresma católica. La música también forma parte de los rituales mortuorios, en los que se toca violín mientras algunas personas bailan con los pasos arrastrados de la pascola. En ocasiones también intervienen un cantor wikaráame y danzantes matachines. Se dice que la música y los bailes tienen por objeto divertir a los muertos y contentarlos. Los cantos del wikaráame, acompañados de sonajas y de guajes entonando las líneas del ritual tutubúri frente a las cruces donde se realiza el sacrificio de cabras y ovejas, tienen que ver con la preparación de la ofrenda de comida a Dios, a la cual también se unen los danzantes de matachines.
Vivienda
El inhóspito medio donde habitan los tarahumaras impone la existencia de familias pequeñas -sus parcelas difícilmente pueden mantener a más de cuatro o cinco miembros de la familia, en la que el “imberbe”, a los 14 años de edad, es considerado ya un adulto por el resto del grupo-. Así, el hogar tarahumara -la unidad más persistente y definida en su vida, responde a las modalidades originales de su psicología y, al asegurar las bases económicas del matrimonio, hoamchhtdvb función social, impidiendo uniones permanentes entre discapacitados físicos o mentales, o entre faltos de carácter o de sentido de responsabilidad.
Estructura familiar
El padre utiliza un término diferente para referirse a su hijo (Nolá) y su hija (Malá), pero la madre emplea un mismo nombre para todos sus hijos (Ránala). Por su parte, aunque tanto los hijos como las hijas tienen un término diferente para designar al padre, ambos usan el mismo para la madre. (Bennett y Zing) En el idioma rarámuri se usa la palabra Teweke para referirse a la niña y Towí para el niño.
A los hijos nunca les regañan, y desde muy pequeños les dejan la responsabilidad del cuidado de algunos animales o tierras y sobre todo de decidir por ellos mismos.
La joven tarahumara nunca expone su cuerpo después de los 6 años de edad; aún casada, no se quita la ropa frente al marido e incluso hace el amor vestida. La reserva frente a las experiencias sexuales se rompe en las “tesgüinadas”, donde el joven puede entablar comunicación y contacto con la chica y es una forma aceptada de iniciación libre.
En la vejez, el tarahumara vive en una casa separada, a donde sus hijos le llevan presentes de comida y ropa; cuando muere, se le incinera en alguna cueva o en un cementerio (si es que está bautizado) y se hacen complicadas ceremonias para que su alma viaje sin tropiezo.
En la filosofía rarámuri es primordial el respeto a la persona, por lo que los visitantes o turistas deberán también ser respetuosos con ellos y sus tradiciones, como ellos lo son con toda la gente. Valoran más a las personas que a las cosas.
Los habitantes, mestizos e indígenas de la comunidad tarahumara conviven en un medio social que no favorece a los rarámuri, debido al despojo de casas y hogares amenazados. Esta situación adquiere dimensiones adicionales por la carencia de una adecuada infraestructura para los servicios de salud y educación, en la proliferación de enfermedades y desnutrición infantil, en las muy limitadas alternativas para fortalecer la economía doméstica, en la escasa disponibilidad de electricidad, agua potable, y vías de comunicación, que se agravan con frecuencia por el impacto de los caprichos del clima y las prolongadas sequías.

Vivienda
Sus chozas de troncos de árbol, trabadas horizontalmente, salpican las laderas de las montañas a los lados de los arroyos y en las altas mesetas. La parte superior se deja abierta en un lado para que salga el humo del fuego que constantemente arde en la pieza de piso de tierra aplanada. El techo es de tabletas o de troncos acanalados. En sus habitaciones, las mismas desde tiempos precolombinos, no se acostumbran las sillas, las mesas o las camas.
Estilo de vida Tarahumara
Perduran los utensilios de sus abuelos como metatesjícarasmolcajetes,vasijas de barro y bateas. Algunos duermen sobre tarimas o sobre un cuero de chivo en el suelo. No pocos viven en cuevas; las tapias de piedra los guarecen mejor de los vientos y de las lluvias e impiden la entrada a los animales. En las barrancas predominaba las construcciones de piedra y lodo por la escasez de madera. Los hogares, por familia, consisten de dos habitaciones generalmente pero a veces la cocina es también comedor, recámara y sala. La única puerta la abren en el centro del muro.
Generalmente, los tarahumaras tienen carencia de servicios de salubridad y por su mala alimentación los agobian las enfermedades, entre ellas: dispepsias,enteritis agudas, congestiones alcohólicas, cirrosis de hígado, pulmonía,tosferinatuberculosis pulmonar y sarna.
Matrimonio
El matrimonio es monógamo, aunque hay casos frecuentes de poligamia. Los recién casados prefieren la residencia matrilocal. Se evita la unión entre hermanos y primos, pero en si no hay reglas para esos enlaces. Se acostumbra el matrimonio a prueba, por un año, durante el cual la muchacha se va a vivir con el joven. La mujer embarazada trabaja hasta el último momento. A punto de dar a luz, se retira a la montaña, hace un lecho de yerba junto a un árbol, y apoyada en él, pare, lava al niño y quema el cordón umbilical, el cual entierra.
Generalmente, los tarahumaras se casan muy jóvenes; antes de los 16 años. En las “tesgüinadas” -que son a la vez reuniones sociales y de carácter económico-, se conocen y se tratan todos los miembros de la comunidad. Allí se hacen los noviazgos con plena libertad de selección, aunque es frecuente que la mujer tome la iniciativa en las relaciones amorosas, cantándole, bailándole en frente y llamando la atención del muchacho, tirándole guijarros.
Celebrado selváticamente el matrimonio, al domingo siguiente los casa oficialmente el gobernador, ante la presencia de los demás miembros del grupo. Como se comprenderá, estos matrimonios son monogámicos y endogámicos -en lo primero influye la tradición, y en lo segundo, factores geográficos, la falta de comunicaciones, diferencias en culturaidioma y economía.
Es evidente el estilo propio con que el indígena ama. El tarahumara, al casarse, lo hace más por cálculo que por amor. Piensa más en lo práctico y lo utilitario, así como en lo fisiológico, que en la espiritualidad de su mujer. Le interesa más la salud de su mujer y que esta sea "nueva" (es decir, joven, fuerte y trabajadora), que su alma. Esto no quiere decir, sin embargo, que carezca él de una tonalidad amorosa propia. Prefiere el uso de su fuerza a los refinamientos eróticos.
 Servicios Públicos
En las aldeas tarahumaras no se cuenta con servicios publicos.  Ellos no cuentan con servicio de luz, el agua tienen que acarrearla desde lugares lejanos. No tienen servicio de agua potable.  Ellos consumen el agua de los manantiales.  Hay muy pocos hospitales regionales.  Cuando se necesitan, ellos asisten a los pueblos mas cercanos para atender sus diferentes necesidades.    En algunos sitios, gracias a la explotacion de los bosques, hay carreteras pavimentadas, telefonos, hospitales del seguro social, luz electrica, correos, y aparatos electrodomosticos como la television pero la mayoria no cuentan con eso. 
Las escuelas no estan cercanas.  Son primaria y no hay jardines de ninos ni secundaria. Black En los municipios de mayor densidad indigena se evidencia un gran retraso
educativo:
    * 64% de la poblacion mayor de 15 anos no tiene instruccion escolar.
    * 26% no termina la primaria.
    * 43% de la poblacion entre 6 y 14 anos de edad no asiste a la escuela.
    * 57% es analfabeta (frente a un nivel estatal del 6%).
Hay insuficientes alternativas escolares para la cultura indigena. La mayoria de las escuelas carecen de lo mas indispensable: material didactico, mobiliario, etc.  
Problemas
La crisis alimentaria en la Sierra Tarahumara no es algo que se haya dado por generación espontánea. Mucho del problema suele atribuirse al factor climatológico; la mayoría de los cultivos en la región son de temporal (de las 271 mil hectáreas cultivables en los 23 municipios que conforman la zona, solamente 25 mil son de riego) y las fuertes sequías han producido un serio desabasto.

El clima favorece la hambruna, pero no es el único factor; a éste se suman los precios de los alimentos, las políticas de distribución de los mismos y otros. El premio Nobel de Economía, Amartya Sen, asegura que la censura y la falta de información es un elemento importante de este fenómeno, pues los gobernantes autoritarios, que pocas veces pasan hambre (u otras calamidades económicas), no tienen incentivos ni presiones que les obliguen a tomar medidas necesarias para prevenir estas crisis humanitarias.
En fechas recientes un video en el que Ramón Gardea, integrante del Frente Organizado de Campesinos Indígenas, denunciaba el suicidio de al menos 50 rarámuris por la imposibilidad de llevar alimento a sus casas, inundó las redes sociales. La sequía que se vive en la zona norte del país ha producido grandes pérdidas de cultivos y ganado.
La difusión del video detonó la organización de colectas de alimentos, pero sustancialmente fue un llamado de atención a las autoridades por parte de la sociedad. El revuelo en redes sociales logró captar la atención de los grandes medios de comunicación, los cuales difundieron imágenes y entrevistas realizadas a diversos funcionarios que negaban los suicidios, aunque confirmaban en lo sustancial las historias de miseria en la región.
Los gobiernos, el federal y el  estatal, debían estar al tanto de la situación, pues las sequías se presentan de manera cíclica en nuestro país. Expertos en el tema, incluyendo el  Sistema Meteorológico Nacional, han asegurado que en México existen ciclos de sequías que se dan cada determinado tiempo, y que se pueden tomar acciones preventivas. Incluso el Centro de Recuperación Nutricional y Albergues Maternos (Cerenam), dependiente de la Secretaría de Salud del gobierno de Chihuahua había detectado más de 5 mil casos de desnutrición infantil en la zona  sólo en 2010.
El gobierno de Chihuahua cuenta desde 1987 con una Coordinación Estatal de la Tarahumara, creada con la  misión es “mejorar las condiciones sociales, económicas, culturales y políticas, para propiciar un verdadero desarrollo de los municipios serranos” (el presupuesto de esta Coordinación no está visible en su página, ni en la del gobierno de Chihuahua).
Respondiendo a la costumbre de “tapar el sol con un dedo” la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) se apresuró a anunciar el envío de 100 mil despensas para los habitantes de la Sierra Tarahumara. Pero si consideramos que en los municipios catalogados como marginados, de los 23 que conforman la Sierra Tarahumara, hay más de 300 mil habitantes, la ayuda resulta insuficiente y no es sostenible a mediano plazo.
Los diferentes niveles de gobierno han sido incapaces de mitigar la situación, y la censura y la opacidad son dos factores que han contribuido enormemente a este escenario. Impedir el libre flujo de información sobre algunos tópicos es práctica corriente de administraciones y gobernantes que intentan impedir que su imagen se deteriore, pero al negar y minimizar la problemática solamente están evitando que se tomen las medidas necesarias para resolver el problema de fondo.
El gobierno de Chihuahua reaccionó mediáticamente; salió a negar los suicidios y a dar ayuda de emergencia para paliar momentáneamente la problemática que afecta a los pobladores de la Tarahumara. El Cerenam ya tenía conocimiento de la grave situación que venía creciendo desde hace varios años, sin embargo no se hizo nada para remediarla de manera más decidida.
La opacidad en el uso de los recursos destinados a programas sociales que podrían ayudar a evitar este tipo de tragedias es alarmante. Hoy es imposible saber cuánto dinero se le ha destinado a la Coordinación Estatal de la Tarahumara desde su creación en 1987 o en qué se ha gastado ese dinero.
La desnutrición y la hambruna que sufren varios pueblos alrededor del mundo es parte de una sistemática violación de los derechos humanos fundamentales. La hambruna no puede ser atribuida solamente a los problemas climatológicos. Las decisiones políticas de los gobiernos juegan un papel fundamental para la existencia de ésta.
El Secretario de Economía recientemente anunció que se otorgarán 35 millones de pesos para reactivar micros y pequeñas empresas en la sierra tarahumara. Además el Fondo Nacional de Apoyo a Empresas en Solidaridad, (Fonaes), triplicará su presupuesto en los 5 estados más afectados  por la sequía. Esperemos que estos recursos lleguen a quienes más los necesitan de acuerdo a sus necesidades, y no sean sólo políticas impuestas desde la lejanía de un escritorio.
La pobre información sobre la situación, la falta de coordinación entre instituciones del Estado, aunadas a la falta de transparencia en el ejercicio de los recursos públicos y la falta de estrategias para establecer políticas públicas efectivas para garantizar el derecho fundamental a la alimentación abonaron a la situación actual en la Tarahumara.
Salir del grave problema que enfrentan sus habitantes no sólo requiere de ayuda asistencialista. Se necesita la garantía de sus derechos fundamentales como obligación el Estado mexicano.
 
La población
Los tarahumaras se autodenominan raramurí que significa "los de pies ligeros".
De acuerdo con la clasificación lingüística realizada por Swadesh y Arana, la lengua tarahumara pertenece a la familia Pima-Cora, del tronco Yutonahua, grupo Nahua Cuitlateco. No existen diferencias dialectales importantes, a pesar de la dispersión de la población y de lo vasto e incomunicado del área, por lo que la lengua constituye un elemento importante de cohesión e identidad étnica.
Según el XI Censo general de población y vivienda, el total de la población tarahumara era de 66,256 individuos; de esta cifra, 54,431 pertenecían al grupo etario de cinco años y más, y 11,825 al de cero a cuatro años. Aproximadamente 20% de los 50,393 tarahumaras que habitan en Chihuahua, son monolingües. Los miembros de esta etnia habitan en forma dispersa un área de 60,000 km², que comprende 23 municipios agrupados en 7 distritos. Los municipios más importantes, en cuanto a su población mayoritariamente indígena son: Guachochi, Bocoyna, Carichí, Balleza, Urique, Morelos, Batopilas, Guadalupe y Calvo, Chínipas, Nonoava, Guazapares y Uruachic.
La mayoría de los tarahumaras se asientan en la parte sureste del estado de Chihuahua, en la llamada sierra tarahumara que forma parte de la sierra Madre Occidental. La geomorfología de esta zona se caracteriza por tener un nudo montañoso de grandes alturas, que contrasta con mesetas y valles intermedios, de suelo muy irregular y arcilloso, así como con profundas barrancas.
De acuerdo con su altitud, la sierra tarahumara se divide en dos zonas ecológicas que presentan marcadas diferencias: la alta y la baja Tarahumara. En la primera quedan integradas las zonas cuyas alturas oscilan entre los 1 200 y 3 307 msnm; a esta región también se le conoce como la sierra. En la segunda se encuentran las zonas que tienen alturas entre los 500 y 1 200 m de altitud, y que se conoce como las barrancas.
En la alta Tarahumara existe una extensa zona boscosa donde abunda una gran variedad de coniferas, principalmente pináceas, así como álamos, abetos, encinos, madroños, táscates, biznaga y peyote; en altitudes intermedias se encuentra bosque mixto. El clima es frío, con temperaturas que en el invierno llegan a descender hasta los 16°C bajo cero, lo que convierte a esta zona en la más fría de la República Mexicana; los meses con clima ideal son de abril a octubre. La fauna presenta especies mayores como osos, pumas, lobos, coyotes y venados, todos ellos en proceso de extinción. También hay guajolotes silvestres, ardillas, palomas habaneras, liebres, conejos y una especie de ardilla de las rocas, llamada "chichimoco". En la baja Tarahumara son numerosas las barrancas con profundidades mayores a los 900 m; entre ellas destacan la de Urique, Sinforosa y la del Cobre que tiene un desnivel de casi 2,000 m. En esta zona se registra vegetación de bosque tropical donde crecen: amates, ceibas, liliáceas, cítricos, guamúchil, tabaco, caña de azúcar, plátano, papayo y chirimoya. El clima es cálido y, durante el verano, en algunos lugares la temperatura llega hasta los 40°C a la sombra. La fauna de esta región comprende especies como: coyote, puma, venado, jabalí, ardilla, ardillón, paloma torcaza, conejo, liebre, reptiles y arácnidos.
En general, la sierra tarahumara se clasifica como de clima templado lluvioso, con una precipitación pluvial media anual de 750 a 1 000 mm. Los ríos que riegan a la región son el Verde, Batopilas, Urique y Chínipas, afluentes del río Fuerte y de los ríos Tutuaca y Papigochi, que a su vez son afluentes del Mayo. Existen importantes cascadas como la de Basaseachi, que es la más alta del país, y varias lagunas, como las de Aboreachi y Arareco.
La economía de los tarahumaras se basa en la agricultura, el pastoreo, la caza y la recolección. Aunque la tenencia de la tierra es ejidal, cada parcela tiene un propietario específico que puede heredar su propiedad. La agricultura por lo general es de temporal y para el autoconsumo, a excepción de una zona ubicada en el municipio de Guerrero lugar donde se encuentra el distrito de riego Papigochi. La época de siembra es de abril a mayo, y se cosecha en octubre; es común la utilización del estiércol de las cabras para hacer un poco más productivos los suelos pobres y pedregosos de la región.
En la alta Tarahumara se cultiva maíz, frijol, trigo, calabaza, cebada y papa, mientras que en la zona baja se siembra maíz, frijol, chile, cebolla y algunas legumbres. La base de la alimentación de los tarahumaras es el maíz tostado y molido, llamado pinole. La caza y la pesca representan actividades económicas menores. El trabajo cooperativo ocupa un lugar importante en las relaciones comunitarias; de esta manera, cuando un hombre requiere el auxilio de familiares y amigos para realizar algún trabajo, recibe una pronta ayuda.
La división del trabajo está basada en el sexo y la edad. La mujer cuida a los niños y realiza todos los quehaceres domésticos; además, teje cobijas y fábrica cerámica. El hombre se encarga de cortar leña, construir la casa y trabajar en el campo. Todos los miembros de la familia, incluyendo los niños, participan en el cuidado de los animales, en la siembra y cosecha, así como en la preparación de los granos para su almacenamiento.
Las condiciones de bienestar social de los tarahumaras son muy desfavorables, y su grado de marginación es clasificado como muy alto. Esta situación se debe a que la región en la que se asientan no posee una industria diversificada, y la actividad económica se concentra en la rama agropecuaria. Los municipios que muestran un mayor rezago, no sólo de la región sino del estado, son: Batopilas, Mahuarichic, Morelos, Uruachic y Guachochi.
Los recursos de mayor importancia con que cuentan los tarahumaras son sus bosques, mismos que son aprovechados de acuerdo con la forma de tenencia de la tierra, que para este caso en su mayoría es ejidal. Sin embargo, en muchos de los poblados los indígenas no controlan la producción, ya que los mestizos han llegado a formar grupos representativos tanto para los tarahumaras como para las instituciones oficiales, mediante los cuales controlan al grupo y la producción forestal. Es necesario señalar que en sí todos los municipios con población tarahumara son productores importantes de este recurso renovable; sin embargo, la región presenta grandes deficiencias de bienestar social, exceptuando el municipio de Madera, que ostenta un nivel medio en este rubro.
De acuerdo con los Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, 1990, elaborados por el INI, en las localidades con 70% y más de población indígena, el total de habitantes ocupados es de 8 724, de los cuales el 85.66% labora en el sector primario, el 5.02% en el secundario, y el 5.07% en el terciario; sin sector especificado de ocupación se encuentra el 4.25%.
El alto grado de marginación de estas localidades, se ve reflejado en los servicios básicos con que cuentan las viviendas de los tarahumaras. De un total de 8 439 viviendas particulares, sólo el 7.90% cuenta con agua entubada, el 3.08% tiene drenaje y el 1.28% posee energía eléctrica.
Por lo que respecta a la educación formal, en las localidades con 70% y más de población indígena, la asistencia a la escuela es muy baja y, por consiguiente, el analfabetismo es alto. Así, de un total de 9 902 indígenas de 6 a 14 años, poco más del 50% no asiste a la escuela y es analfabeta. Asimismo, de 21 311 individuos de 15 años y más, el 68.03% no tiene instrucción, el 23.26% ingresó a la primaria pero no la terminó, el 5.59% concluyó la educación primaria, y solamente el 3.13% posee instrucción posprimaria.
Las condiciones de salud de la población tarahumara continúan siendo precarias, pese a los servicios de asistencia médica proporcionados por el Instituto Nacional Indigenista y el Programa IMSS-Solidaridad. Las enfermedades más frecuentes son las gastrointestinales y dermatológicas, así como la tuberculosis.
En un esfuerzo por mejorar los niveles de salud de la población, y trabajar de manera conjunta con las instituciones que brindan atención médica, los terapeutas tradicionales tarahumaras se han agrupado en dos organizaciones. El Grupo de Médicos Indígenas Rarámuri de la Baja Tarahumara (GOMIRBAT), fue fundado en 1987 y tiene su sede en San Rafael, municipio de Urique. Actualmente agrupa a poco más de 16 médicos tradicionales, cuyos objetivos son el intercambio de conocimientos y el mutuo apoyo que les permita brindar una mejor atención a sus pacientes. Por su parte, la Organización Napawika Nochama Owiruames Rarámuri (ONANOR), con sede en Canchi, municipio de Bocoyna, está compuesta por más de 14 terapeutas tradicionales. Fue formada en 1988 con la finalidad de lograr un trabajo organizado y conjunto que permitiera el reconocimiento de la medicina tradicional. La cobertura de la organización abarca cuatro ejidos de los municipios de Bocoyna y Carichí. En 1991, la agrupación trabajó en el proyecto de farmacias comunitarias y jardines medicinales.
Asimismo, en las comunidades que cuentan con unidad médica rural del Programa IMSS-Solidaridad, los médicos tradicionales trabajan conjuntamente con el personal institucional.

 

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